Haciendo santos en el siglo XXI

Haciendo santos en el siglo XXI

La imaginería en Castilla y León aún sobrevive, existen artesanos que tallan la madera como se hacía hace siglos y que le dan vida para convertirlos en figuras únicas. Miguel Ángel tapia hace santos (y lo que le eches encima) desde Viana de Cega (Valladolid).

Dice Miguel Ángel Tapia que puso el nombre a su taller cuando investigando a Gregorio Fernández, descubrió que este escultor, considerado padre de la imaginería castellana, tenía en su puerta un letrero que decía «Aquí se hacen Santos«. Pensó que no había mayor verdad que aquella para él y ya no solo puso ese nombre a su espacio de trabajo sino que lo eligió para su página web. De repente, pasado y presente se unían a través del trabajo en madera.

Miguel Ángel Tapia es escultor y aunque la mayor parte del trabajo por el que se le conoce sea la imaginería, a su paso ha dejado trabajo en talla de madera que va desde la decoración de muebles hasta la restauración de piezas pasando por la creación de cabezas para violas da gamba. Se dio cuenta de que lo suyo era el arte cuando con solo 12 años comenzó a cursar diferentes monográficos de dibujo y pintura, desde entonces no se escapó del ambiente de la escuela de artes de Valladolid y terminó escogiendo la especialidad de técnicas del volumen.

Al terminar sus estudios, el primero de los encargos con el que se encontró fue la creación de un Cristo a tamaño natural en madera de roble. El poder llevar a cabo este trabajo le dio alas suficientes para ponerse a trabajar la imaginería, en poco tiempo ya contaba con su primer paso de Semana Santa para Valladolid. Hoy en día ya ha terminado varios pasos y confiesa que para crear uno le gusta poder reposarlo para repasarlo y poder corregir cualquier fallo.

Paso de Semana Santa de Miguel Ángel Tapia

Dice que para poder crear una de sus obras más grandes se necesita un año, pero es que el trabajo que realiza Miguel Ángel no es sencillo, y por supuesto requiere sus tiempos. Dibujar, modelar en barro, hacer moldes con escayola, tomar medidas y pasarlo a la madera. Claro que no vale cualquiera madera, el escultor debe conocer los materiales y saber cómo se van a comportar. Miguel Ángel trabaja con pino de Soria, cedro, nogal, tilo o abedul. «Yo meto los tablones en el taller, y sale en santo hecho», comenta. Porque además de todas estas técnicas para esculpir un buen imaginero necesita conocer otros oficios que van por encima de esa madera: las policromías, el pan de oro, la pintura al óleo y el temple al huevo.

Los santos se hacen ahora como se hacían antaño, la única diferencia es la tecnología que, hoy en día, puede ahorrar las partes más bastas del trabajo y que en cierta manera han terminado con la figura del aprendiz, que era quién iba a los talleres a aprender «de cero y atacando la madera».

Miguel Ángel Tapia no tiene miedo al futuro, sabe que si continúa trabajando como hasta ahora, nunca le van a faltar encargos. Son muy pocas las personas que aún se dedican a este oficio de forma artesanal y cada vez, hay más gente que valora el esfuerzo que supone.