Cinco años de trabajo, de esfuerzo colectivo y de recompensas para un proyecto que ha convertido a este pueblo de menos de 200 habitantes en un referente para el enoturismo en España y más allá de nuestras fronteras
El primer impulso de llevar a cabo la recuperación y puesta en valor de El Cotarro, lugar donde se encuentran las Bodegas y Lagares de Moradillo de Roa, surgió de Nacho Rincón, cuando se convirtió en concejal del Ayuntamiento del municipio ribereño, quien confiesa que siempre » ha tenido ganas de ver esas bodegas como algo importante que se pudiera visitar».
Tras un periodo de documentación en el que descubrió como en otros lugares de España habían trabajado para dar vida a sus barrios de bodegas, Rincón dio el primer paso y creó un proyecto global. «La idea era un proyecto a largo plazo donde estuviese implicada la gente del pueblo», y así fue, el exconcejal del Ayuntamiento de Moradillo recuerda emocionado como descubrió que sus vecinos estaban concienciados y que querían participar en esta aventura.
Han pasado más de cinco años desde el comienzo de este sueño y en este tiempo han crecido tanto que no solo han conseguido ser premiados y valorados en España si no que han cruzado el Atlántico a tierras americanas y han llamado la atención de la Comisión Europea quiénes le otorgaron, en este 2.020, el Premio Europeo del Patrimonio.
Nacho Rincón resalta el poder de las redes sociales, recuerda que en «el momento más álgido eran hasta cuatro personas llevando Instagram, Twitter, Facebook…». Considera que fue la mejor forma de generar sinergias, darse a conocer y estar en contacto con otros proyectos.
Vino de El Cotarro
Alfredo Maestro, viticultor y elaborador de vinos naturales de Peñafiel en Valladolid, fue una de estas personas que se interesaron por colaborar con el proyecto prácticamente desde el principio. Con la idea de aprovechar una uva que entonces no se valoraba demasiado, la albillo mayor, decidieron realizar un vino blanco de la forma tradicional. Con la participación de toda la gente del pueblo y con más de 1.500 personas interesadas en verlo, el vino de El Cotarro se convirtió en un boom mediático, tanto fue así que ahora mismo la experiencia se ha ampliado a la creación de un tinto de uva tempranillo y la colaboración con Cervezas Mica para elaborar dos cervezas de vendimia.
Presente y futuro: enoturismo
Desde el planteamiento inicial, el enoturismo había sido la excusa para la recuperación y conservación de las bodegas. Esta actividad, dirigida sobre todo a amantes del mundo del vino nació con la intención de no realizarse de forma masiva y sobre todo poder ser sostenible. Para Nacho, el futuro pasa por mantener lo que se ha estado haciendo durante los últimos cinco años y conseguir «que siga evolucionando».