¿Se imaginan que aparece una cápsula del tiempo dentro del trasero de una escultura de madera? Pues no hace falta que imaginen nada, ya es real. Ocurrió hace un par de años en Sotillo de la Ribera, un pequeño pueblo de Burgos, que desde entonces ha sido protagonista en las portadas de medios de todo el mundo, al contar con un pergamino de 1777 encontrado dentro de la talla de su apreciado Cristo del Miserere.
Durante muchos siglos el cristianismo ha sido parte activa de la vida social de cualquier municipio. En el caso de las zonas rurales de Castilla, en muchos pueblos aún se mantiene un relación muy estrecha entre sus habitantes y la religión, contando aun en estos lugares con organizaciones que permiten seguir poniendo en valor las tradiciones a lo largo de los años.
Este es el caso de Sotillo de la Ribera, un municipio de cerca de 500 habitantes, que cuenta con una de las Semanas Santas más importantes de la zona y que hoy en día es famoso por contar con un Cristo emisario del pasado, una escultura que contaba en su interior con un par de pergaminos fechados en 1777. Debido a que esta imagen empezó a formar parte hace unos 30 años de una de sus procesiones de Semana Santa, comenzó a deteriorarse viendo poco a poco como su brazo izquierdo y el perizóneo (zona de las nalgas) empezaban a desprenderse de la escultura.
Tras recaudar dinero para su restauración durante dos años, la empresa Da Vinci Restauro se encargó de llevar a este Cristo del Miserere hasta sus instalaciones y allí realizar los trabajos pertinentes para devolverlo «de una pieza». La sorpresa llega cuando al empezar el trabajo en la zona trasera de la talla descubren que hay algo que se está moviendo dentro, dos pergaminos escritos que habían estado en su interior durante 250 años.
Ante esta inusual situación, la coordinadora de la Semana Santa de Sotillo decide hacer pública la información contenida en los escritos que no es más que una crónica de aquella época, una cápsula del tiempo que esperaba poder permanecer algunos siglos escondida antes de ser encontrada. Actualmente los originales se encuentran depositados en el arzobispado junto al archivo parroquial de la Iglesia de Santa Águeda, patrona de la localidad. A su vez, los responsables decidieron volver a introducir en el Cristo del Miserere una copia de los pergaminos encontrados y un nuevo documento que, manteniendo la misma estructura del escrito del siglo XVIII, explicase la situación actual del pueblo.
Un poco de historia
La escultura del Cristo del Miserere fue realizada por de Antonio del Val, escultor muy relacionado con la zona, que había tenido contacto directo con la medicina, por medio de su padre y la cirugía, por un amigo de este, razón por la que pudo plasmar con tanta precisión el cuerpo humano en sus trabajos. Este escultor, junto a Joaquín Mínguez, capellán de la catedral de El Burgos de Osma, autor del texto, decidieron dejar su huella en la historia a través de un mensaje que ha perdurado a través de los años.
La economía de la zona, los alimentos que se tomaban y hasta las enfermedades que se padecían en la época son parte de las notas de la vida del día a día que han llegado hasta nosotros a través de estos pergaminos.